Genial este escitor...Es tiempo de buena poesia, esta es una probadita.
MUERTE SIN FIN (fragmentos)I
Lleno de mí, sitiado en mi epidermis
por un dios inasible que me ahoga,mentido acaso
por su radiante atmósfera de luces
que oculta mi conciencia derramada,
mis alas rotas en esquirlas de aire,
mi torpe andar a tientas por el lodo;
lleno de mí -ahíto--me descubro
en la imagen atónita del agua,
que tan sólo es un tumbo inmarcesible,
un desplome de ángeles caídos
a la delicia intacta de su peso,
que nada tiene
sino la cara en blanco
hundida a medias, ya, como una risa agónica,
en las tenues holandas de la nube
y en los funestos cánticos del mar
--más resabio de sal o albor de cúmulo
que sola prisa de acosada espuma.
No obstante --oh paradoja-- constreñida
por el rigor del vaso que la aclara,el agua toma forma.
En él se asienta, ahonda y edifica,cumple una edad amarga de silencios
y un reposo gentil de muerte niña,sonriente, que desflora
un más allá de pájaros en desbandada.
En la red de cristal que la estrangula,allí,
como en el agua de un espejo,
se reconoce;atada allí,
gota a gota,marchito el tropo de espuma en la garganta,
¡qué desnudez de agua tan intensa,
qué agua tan agua,está en su orbe tornasol
soñando,cantando ya una sed de hielo justo!
¡Mas qué vaso -también-- más providente
éste que así se hinche
como una estrella en grano,que así,
en heroica promisión, se enciende
como un seno habitado por la dicha,
y rinda así, puntual,
una rotunda flor de transparencia al agua,
un ojo proyectil que cobra alturas
y una ventana a gritos luminosos
sobre esa libertad enardecida
que se agobia de cándidas prisiones.....
José Gorostiza
Tuesday, April 24, 2007
A LA CIUDAD....
Justo poema para estos tiempos......
Estar simplemente como delgada carne ya sin piel,como huesos y aire cabalgando en el alba,como un pequeño y mustio tiempo duradero entre penas y esperanzas perfectas.Estar vilmente atado por absurdas cadenas y escuchar con el viento los penetrantes gritos que brotan del océano:agonizantes pájaros cayendo en la cubierta de los barcos oscuros y eternamente bellos,o sobre largas playas ensordecidas, ciegas de tanta fina espuma como miles de orquídeas.Porque, ¡qué alto mar, sucio y maravilloso!Hay olas como árboles difuntos,hay una rara calma y una fresca dulzura,hay horas grises, blancas y amarillas.Y es el cielo del mar, alto cielo con vida que nos entra en la sangre, dando luz y sustento a lo que hubiera muerto en las traidoras calles,en las habitaciones turbias de esta negra ciudad.Esta ciudad de ceniza y tezontle cada día menos puro,ciudad de acero, sangre y apagado sudor.Amplia y dolorosa ciudad donde caben los perros,la miseria y los homosexuales,las prostitutas y la famosa melancolía de los poetas,los rezos y las oraciones de los cristianos.Sarcástica ciudad donde la cobardía y el cinismo son alimento diario de los jovencitos alcahuetes de talles ondulantes,de las mujeres asnas, de los hombres vados.Ciudad negra o colérica o mansa o cruel,o fastidiosa nada más: sencillamente tibia.Pero valiente y vigorosa porque en sus calles viven los días rojos y azules de cuando el pueblo se organiza en columnas,los días y las noches de los militantes comunistas,los días y las noches de las huelgas victoriosas,los crudos días en que los desocupados adiestran su rencor agazapados en los jardines o en los quicios dolientes.¡Los días en la ciudad! Los días pesadísimos como una cabeza cercenada con los ojos abiertos.Estos días como frutas podridas.Días enturbiados por salvajes mentiras.Días incendiarios en que padecen las curiosas estatuas ylos monumentos son más estériles que nunca.Larga, larga ciudad con sus albas como vírgenes hipócritas,con sus minutos como niños desnudos,con sus bochornosos actos de vieja díscola y aparatosa,con sus callejuelas donde mueren extenuados, al fin,los roncos emboscados y los asesinos de la alegría.Ciudad tan complicada, hervidero de envidias,criadero de virtudes desechas al cabo de una hora,páramo sofocante, nido blando en que somos como palabra ardiente desoída,superficie en que vamos como un tránsito oscuro,desierto en que latimos y respiramos vicios,ancho bosque regado por dolorosas y punzantes lágrimas,lágrimas de desprecio, lágrimas insultantes.Te declaramos nuestro odio, magnifica ciudad.A ti, a tus tristes y vulgarísimos burgueses,a tus chicas de aire, caramelos y films americanos,a tus juventudes ice cream rellenas de basura,a tus desenfrenados maricones que devastanlas escuelas, la plaza Garibaldi,la viva y venenosa calle de San Juan de Letrán.Te declaramos nuestro odio perfeccionado a fuerza de sentirte cada día más inmensa,cada hora más blanda, cada línea más brusca.Y si te odiamos, linda, primorosa ciudad sin esqueleto,no lo hacemos por chiste refinado, nunca por neurastenia,sino por tu candor de virgen desvestida,por tu mes de diciembre y tus pupilas secas,por tu pequeña burguesía, por tus poetas publicistas,¡por tus poetas, grandísima ciudad!, por ellos y su enfadosa categoría de descastados,por sus flojas virtudes de ocho sonetos diarios,por sus lamentos al crepúsculo y a la soledad interminable,por sus retorcimientos histéricos de prometeos sin sexo estatuas del sollozo, por su ritmo de asnos en busca de una flauta.Pero no es todo, ciudad de lenta vida.Hay por ahí escondidos, asustados, acaso masturbándose,varias docenas de cobardes, niños de la teoría,de la envidia y el caos, jóvenes del "sentido práctico de la vida",ruines abandonados a sus propios orgasmos,viles niños sin forma mascullando su tedio,especulando en libros ajenos a lo nuestro.¡A lo nuestro, ciudad, lo que nos pertenece,lo que vierte alegría y hace florecer júbilos,risas, risas de gozo de unas bocas hambrientas,hambrientas de trabajo,de trabajo y orgullo de ser al fin varones en un mundo distinto!Así hemos visto limpias decisiones que saltan paralizando el ruido mediocre de las calles,puliendo caracteres, dando voces de alerta,de esperanza y progreso.Son rosas o geranios, claveles o palomas,saludos de victoria y puños retadores.Son las voces, los brazos y los pies decisivos,y los rostros perfectos, y los ojos de fuego,y la táctica en vilo de quienes hoy te odian para amarte mañana cuando el alba sea alba y no chorro de insultos, y no río de fatigas,y no una puerta falsa para huir de rodillas.
Efraín Huerta.
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